Sin
duda el Porfiriato es un periodo que se caracteriza por un crecimiento
económico exponencial en contraste con las épocas anteriores de la historia de
México. Dicho crecimiento responde a varios factores como lo son: la elevada
inversión extranjera, la consolidación de un mercado interno con el desarrollo
de las rutas comerciales al interior y exterior del país, el “boom” industrial
en el contexto mundial de la Segunda Revolución Industrial, etc.
Los
últimos diez años del Porfiriato, es decir de 1890 a 1900 son particularmente
interesantes a este trabajo porque fueron en los que se establecieron mayor
número de industrias y éstas mantuvieron una actividad comercial constante,
para poder comprender dicho crecimiento han que situar al Porfiriato dentro de
su contexto internacional, es decir, dentro del desarrollo y la expansión del
capitalismo financiero europeo, de ahí que más del 80 por ciento de las
empresas que controlaban la economía fueran extranjeras, o que las concesiones para
la construcción de ferrocarriles y la explotación de minerales fueran también en
su gran mayoría para empresarios de otra nacionalidad.
Con
respecto a las condiciones de los campesinos y obreros, así como del pueblo en general,
es de amplio conocimiento que este periodo fue de “mano dura”, se explotaba a
los sectores más bajos y se casi esclavizaba a campesinos en las plantaciones y
latifundios. Como podemos ver, el régimen de Porfirio Díaz fue de amplios
contrastes y momentos.
Seguramente,
muchas de las cosas que has ido leyendo te suenan bastante familiares, pues lo
son, a decir verdad la mayor parte de las cosas reprobables del Porfiriato siguen
vigentes hoy día. Las concesiones mineras y ahora las petroleras están en manos
de extranjeros, el salario mínimo y las condiciones laborales, son dignas del
siglo XIX, ¿Quién puede sobrevivir con 63 pesos al día?
Más sin embargo, no todo es igual, ¿Dónde está el crecimiento de aquellos años?


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